Comerse las uñas puede ser un hábito difícil de romper—pero si no lo haces, tu salud dental podría sufrir mucho más que su manicura.
Según la Academia de Odontología General, los niños o adultos que se comen las uñas podrían romper, astillar o desgastar sus dientes frontales debido al estrés causado al morder. Y aquellos que utilizan brackets (frenillos) ponen sus dientes en mayor riesgo de reabsorción radicular (una reducción de las raíces) o pérdida dental, ya que los brackets ya ponen bastante presión en los dientes.
Un estudio del diario de Odontología General también reportó que pacientes que muerden sus uñas, muerden lápices o aprietan sus dientes pueden tener mayor riesgo de bruxismo—crujir o apretar de los dientes de forma involuntaria que puede causar dolor facial, dolores de cabeza, sensibilidad dental, encías retraídas y pérdida dental.
Los signos de bruxismo incluyen: puntas con apariencia plana de los dientes; esmalte dental que se desgasta, causando sensibilidad extrema; crujido o chasquido de la mandíbula, y surcos de la lengua.
Otros riesgos de salud dental para quienes se comen las uñas incluyen, tejido gingival sensitivo, desgarrado o dañado causado por bordes angulosos, afilados de las uñas y la propagación de bacteria de otras partes del cuerpo a la boca y de la boca a la matriz de la uña o al torrente sanguíneo.
Los pacientes podrían descubrir que utilizar un protector de boca puede impedir comerse las uñas y ayudar a prevenir nuevo daño a los dientes. Algunos dentistas también pueden ayudar a los pacientes utilizando técnicas de terapia, como aprender a descansar la lengua hacia arriba con los dientes separados y los labios cerrados para evitar daño dental.